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lunes, 29 de abril de 2019

María Elena Walsh y la revista Humor

María Elena Walsh fue homenajeada ayer en el marco de la Feria del Libro y, entre otras piezas de su maravillosa obra, se representó este texto publicado en el número 41 de la revista Humor en agosto 1980, que ya había recuperado la librería Eterna Cadencia el año pasado.
En el copete de este artículo se menciona que Walsh había sido entrevistada por la publicación y, en efecto, el reportaje se publicó en el famoso número 24 de diciembre de 1979. ¿Por qué famoso? Porque fue el primero en el que aparece un miembro de la Junta Militar y nada más y nada menos que Jorge Rafael Videla. Rescatar esta entrevista de Mona Moncalvillo permite reconfirmar que a pesar de lo que livianamente se afirma sí había medios que hablaban de censura. Vean las primeras preguntas sino.

martes, 28 de enero de 2014

A propósito del regreso de Joan Báez a la Argentina

Joan Báez volverá a la Argentina en marzo y es una buena excusa para recordar esta anécdota que ella protagonizó en 1981 con Mona Moncalvillo y la revista Humor, porque resulta una muestra clara de cómo cierta gente y publicaciones se la jugaban aun con la represión imperante.
Para esa fecha, la periodista ya había consolidado la sección de entrevistas dándoles espacio a personajes de la cultura y la política prohibidos por los militares en el poder. Los nombres los barajaba con Andrés Cascioli y Tomás Sanz y se trataba de gente silenciada en la Argentina o el mundo, como Báez o Joan Manuel Serrat.
La revista ya era masiva, con una venta promedio de 130 mil ejemplares, que le permitía sumarse o realizar acciones de resistencia cultural como apoyar Teatro Abierto u organizar un festival musical para contrarrestar la visita de Frank Sinatra.
El día de la entrevista un llamado interrumpió el desayuno de Mona. Era Adolfo Pérez Esquivel, titular de SERPAJ, un organismo clave en la lucha por los derechos humanos en aquella época y uno de los responsables de que Báez estuviera en Buenos Aires.
–Buen día, Mona, soy Adolfo....
–Hola, Adolfo, buen día, ¿qué contás?.
–Mirá, viene complicado el tema con Joan....
–¿Qué pasó?.
–Nos han avisado que colocaron una bomba en Paz y Justicia. Está todo cercado. Hay carros de asalto sobre México y....
–Ajá, ¿y Joan está ahí?.
–Sí..
–Bueno, voy para allá....
–Está peligroso, Mona....
–Lo vamos a hacer igual...
Cuando llegó al SERPAJ el panorama no había mejorado. La zona estaba vallada, había carros de asaltos, camión de explosivos, periodistas y fotógrafos. Armada con su grabador enorme y el fotógrafo Luis Sasso, Mona rescató a Báez del edificio y ante la mira de todos encararon un bar donde pudieron hacer la nota.
La entrevista se editó enseguida –número 60- con un copete que de arranque advertía de lo "underground" de la visita y que ningún productor había querido armar un show de la cantante que unos años antes había llenado dos Luna Park, donde casualmente cantaría Sinatra.

lunes, 21 de octubre de 2013

Mona

Para febrero de 1983, cuando salió este libro de 556 páginas -un incunable que hoy cotiza 100 pesos en Mercado Libre-, Adelina Moncalvillo ya era Mona y había entrevistado para la revista Humor y en menos de cuatro años a Paulino Tato, María Elena Walsh, Jorge Romero Brest, Aída Bortnik, Pepe Soriano, Eladia Blázquez, Enrique Pinti , José Larralde, Isidoro Blaisten, Cecilia Rossetto, Ernesto Sábato, Martha Mercader, Carlos Carella, Joan Baez, Mario Vargas Llosa, Raúl Alfonsín, Italo Luder, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Adolfo Pérez Esquivel y Hebe Bonafini, entre tantos otros.
Eran entrevistas largas, que podían editarse hasta en ocho páginas, que ella preproducía con una investigación rigurosa en archivos de papel y la consulta entre los allegados al personaje. Las registraba con un enorme grabador Sony que sólo una vez falló en cerca de 600 charlas.
Y en aquel segundo mes del año en el que volvió la democracia, la revista Humor ya era masiva y los reportajes de Mona una sección clásica.
Había llegado en el otoño de 1979 luego de que el dibujante Cilencio la convenciera de que fuera a hablar con el Tano Cascioli porque sabía que Alicia Gallotti ya no colaboraba más con la publicación.
Mona le había propuesto a Cascioli rescatar las figuras prohibidas por la represión y la censura, pero él quería seguir con la cuota de frivolidad que llevaba Gallotti. Y aunque debutó con una entrevista al pintoresco árbitro de fútbol Guillermo Nimo, terminó por buscar a esas personalidades censuradas, la mayoría incluida en ese libro de reportajes.
Había nacido en 1947 en Curarú, un pueblo del lejano oeste bonaerense, más cerca de La Pampa que del puerto porteño y que el censo 2010 contó menos de 500 habitantes.
Estudió periodismo en la Universidad Nacional de La Plata donde la suerte le permitió tener de profesor "a alguien superior y maravillosa persona y profesional", Gregorio "Goyo" Selser, quien para 1971 trabajaba La Prensa y les pasó a los alumnos el dato de un concurso para la Municipalidad de Buenos Aires.
Mona lo ganó y se vino a la gran capital. Un año después entró a la agencia de noticias Télam. La llegada de los militares en 1976 le trajo una obligada renuncia y también la desaparición de un hermano.
"Para entrevistar a alguien, tenés que conocerlo muy bien", dice Mona, una máxima tal vez poco original, pero que no siempre se cumple.
"Un buen reportaje no es lo que se habla, es lo que se lee y hay una cierta diferencia en una charla y después en lo que lees", agrega.
Mona siente el sello indeleble de Humor en su curriculum. Se alejó a mediados de los 90, cuando la revista ya había iniciado el declive que la llevó a la quiebra en 1999, veinte años después de la fecha en que ella se animó a preguntar a los que nadie se atrevía.